Saludos a todos, espero se encuentren bien de salud ya que el que escribe sufre una afonía aunque en proceso de mejora felizmente.
Comparto con ustedes que amablemente leen mi blog que el motivo no es turístico sino familiar ya que el próximo domingo once mi bonísima abuela paterna cumple un mes de fallecida y participaré de la programada reunión de los Abanto y familia.
Mi dictado como docente tendrá un receso durante una semana y agradezco anticipadamente la comprensión de mis alumnos.
Aprovecho la oportunidad para presentarles fotos de Cajamarca cuya fiesta tradicional es su carnaval pero sería injusto si solo destaco eso, pues por mis viajes y experiencias, incluso laborales allí, puedo recomendarla como uno de los más importantes destinos turísticos de nuestro país.
Así la haya visitado varias veces, siempre logra deslumbrarme por su aún tradicional diseño. Les garantizo dicho efecto y los invito a visitarla.
Me despido y les reitero mis afectuosos saludos.


El carnaval cajamarquino es uno de los más coloridos del Perú. La fiesta se prepara meticulosamente con muchos meses de anticipación, pues se debe prever muchos detalles, tanto de los disfraces como del mismo corso. Es desarrollado entre febrero y marzo.

La minera Yanacocha ha logrado en pocos años convertirse en la principal minera de oro de Sudamérica y la novena a nivel mundial, gracias a los grandes yacimientos ubicados en esta región cajamarquina, lo cual no beneficia al pueblo ni al medio ambiente.
Luego de que Atahualpa tiró los evangelios por el suelo, los españoles atacaron a la población andina, doblegándola, y capturando al Inca el 16 de noviembre de 1532. En la imagen, un grabado del siglo XVIII que representa la batalla.
A pocos kilómetros de la ciudad de Cajamarca se encuentran las ventanillas de Otuzco, pequeños agujeros labrados en piedra y que eran usados a manera de tumbas. Existen ventanas que, por su tamaño, indican que fueron ocupadas por varios cadáveres, pertenecientes todos a una misma familia.
Al costado izquierdo de la Iglesia San Francisco se encuentra uno de los pocos vestigios incaicos en Cajamarca. Se cree que Atahualpa ofreció, a cambio de su libertad, llenar este cuarto una vez con oro y dos veces con plata. Una línea roja sobre la pared señala la altura que el Inca ofreció para llenar el cuarto.
Los Baños del Inca es igualmente uno de los pocos lugares que aún quedan de la ocupación incaica de Cajamarca. No obstante, las construcciones modernas y las nuevas instalaciones que aprovechan las aguas termales han sepultado la mayor parte de los vestigios arquitectónicos incaicos.
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