Dos atacantes suicidas que se hicieron estallar ayer en la ciudad de Lahore, al norte de Pakistán, dejaron al menos 24 muertos y más de 200 heridos.
Los atentados se producen en coincidencia con el llamado del presidente Pervez Musharraf a la Asamblea Nacional, convocada para el 17 de marzo, y complican la crisis de seguridad en el contexto de una oleada de atentados que recorre el país.
Desde comienzos de 2008 han muerto ya unas 600 personas en Pakistán.Las detonaciones ocurrieron con tan sólo 15 minutos de diferencia en distintos distritos de Lahore, a 25 km uno de otro, y fueron las más poderosas que se registraron en el país en las últimas semanas.En el primer atentado, un atacante suicida se lanzó con su auto contra el edificio e hizo estallar la fachada de la Agencia Federal de Investigaciones, en un edificio de siete pisos donde está ubicado el departamento de la unidad antiterrorista paquistaní.
Al menos 21 personas murieron allí, entre ellas 16 policías y más de 200 personas resultaron heridas. La explosión alcanzó también a una Iglesia católica, en la que funciona un convento, una escuela y las oficinas de Caritas. La segunda explosión, que dejó 3 muertos, afectó las oficinas de una agencia de publicidad en un barrio residencial.
El presidente Musharraf, que condenó los "salvajes" ataques, convocó a la Asamblea Nacional para el 17 de marzo próximo, como lo había pedido la oposición vencedora en las elecciones del mes pasado.Los atentados ocurren en medio de una ola de violencia adjudicada por las autoridades a los rebeldes talibán y a milicianos de la red terrorista Al Qaeda en la frontera con Afganistán. Mientras tanto, se prepara un gobierno encabezado por la oposición que resultó vencedora en las elecciones del pasado 18 de febrero.
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