martes, 11 de marzo de 2008

La contaminación daña el cerebro humano

Si usted respira el humo que despiden los autos durante una hora quizás no sólo sufra un dolor de cabeza.
Una investigación reciente asegura que aún una pequeña exposición a los gases emanados por el combustible puede afectar la forma como funciona el cerebro. Según el estudio publicado en la revista Particle and Fibre Toxicology (Toxicología de Partículas y Fibras), el humo de combustión del diesel induce una respuesta de estrés en la actividad cerebral. Investigaciones anteriores habían determinado que las pequeñas partículas (llamadas nanopartículas) que respiramos en el aire contaminado pueden llegar al cerebro. Sin embargo, ésta es la primera vez que se logra demostrar en un estudio que la inhalación de contaminantes puede alterar la actividad cerebral. "Se sabe que las partículas inferiores a 10 micras (una micra es la millonésima parte de un metro), que ingresan por el tracto respiratorio al organismo también pueden ingresar por el torrente sanguíneo y afectar a otros órganos", dijo a BBC Ciencia el doctor Héctor García Lozada, experto en contaminación atmosférica y salud pública de la Universidad Nacional de Colombia. "Hasta ahora no habíamos tenido noticia de que llegaran hasta el cerebro", agrega el experto. "Pero sí sabemos por ejemplo de afecciones en el hígado o de otros órganos en los cuales se depositan las partículas", agregó.
En muchos países la gasolina todavía contiene plomo y se sabe que éste causa efectos neurológicos e incluso puede afectar el desempeño intelectual de la gente, especialmente de los niños.
Los investigadores afirman que cuando las partículas de las emisiones de la gasolina se depositan en el tejido cerebral ocurre un efecto de estrés oxidativo. Este mecanismo ya ha sido vinculado a enfermedades neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer. Los especialistas infieren que quienes sufren una exposición crónica a la contaminación del aire en las grandes ciudades -donde los niveles de estas partículas de hollín pueden ser muy altos-, están en riesgo de que sus células sufran de estrés oxidativo. "Si asociamos los resultados de este estudio con los efectos que ya se han demostrado de la gasolina, sin duda podemos esperar este tipo de consecuencias", señala el doctor García Lozada. A largo plazo, creen los científicos, los efectos de la exposición a las nanopartículas del tráfico podrían interferir con las funciones cerebrales normales y los procesos de información. Pero subrayan, que aún hacen falta más estudios sobre el tema, especialmente en cuanto a la relación entre la exposición a las partículas y las respuestas del cerebro. Estos estudios, sin embargo, tienen una limitación ética: hay que exponer a voluntarios a sustancias potencialmente tóxicas.
En Lima, la avenida Abancay es la más contaminada por el excesivo flujo de vehículos, sin embargo, es la más visitada por el público consumidor de diversas mercancías y los pasajeros de los los ómnibus quienes desconocen este peligro ambiental. Pero los más afectados son los que trabajan cerca de esta avenida , así como los vendedores ambulantes de los cuales muchos son niños que a diario abordan los ómnibus. Son entonces los vendedores los que permanecen inhalando dicho humo tóxico por más de diez horas todos los días.

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