Ya se han retirado al menos 50 cadáveres del sitio.
El presidente Hu Jintao ha ordenado el máximo esfuerzo en las tareas de rescate.
El epicentro del sismo se localiza en Wenchuan, a menos de cien kilómetros al noreste de la ciudad de Chengdu, la capital de Sichuan.
Se han producido al menos ocho réplicas en la zona.
Chengdu, situada a 930 kilómetros de Pekín, la capital del país, tiene cerca de diez millones de habitantes.
En la provincia, la más poblada del país, viven 87 millones de personas.
En medio de una pesada lluvia y en terreno montañoso, 1.300 rescatistas y tropas de apoyo arribaron a Wenchuan, y empezaron a buscar sobrevivientes.
El número de muertos está creciendo de forma dramática, señala Quentin Somerville, corresponsal de la BBC en Pekín.
La cifra oficial se acerca a 12.000 muertos, y se espera que crezca.
China dijo que en la ciudad de Mianyang, cerca del condado de Wenchuan, más de 18.000 personas quedaron sepultadas bajo los escombros.
El ministro de finanzas dijo que ha destinado más de US$100 millones para la ayuda de emergencia.
Fuentes oficiales señalan que se han designado 20.000 policías armados para las labores de rescate.
Esta rapidez contrasta con lo que sucedió tras el ciclón en Birmania.
En Birmania las autoridades militares bloquearon durante más de una semana la ayuda externa, pese a que varios organismos internacionales advertían de la urgencia para ayudar a los afectados.
Algunos analistas indican que las autoridades chinas pretenden mejorar la imagen del país de cara a las Olimpiadas, especialmente tras las protestas sobre Tibet.
El terremoto registró 7,8 grados en la escala de Richter, y se percibió en lugares tan distantes como Bangkok.
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