La política de intromisión estadounidense en la soberanía de otros países provocó la consecución de un plan en su contra, tan trágico como el accionar que su Gobierno desarrolla.
Aunque suene insensible pero el decir “recibió de su propia medicina” es algo que se ha oído. Sin embargo, no fueron los dirigentes del Gobierno norteamericano los afectados, sino el pueblo civil que con sus vidas pagó la siembra de aquella cosecha mortal con más de tres mil muertos.
Hechos como la Primera y Segunda Guerra Mundial provocaron un cambio de perspectiva de la sociedad y, sin duda, lo que ocurrió en el 2001 también cambió la dinámica del mundo.
El miedo ante la posibilidad de nuevos ataques sigue latente, aún es una herida abierta, y así cicatrice, su marca será imborrable no solo para nuestra generación sino también para la historia.
La historia condenará para siempre que se haya pretendido justificar que en nombre de la guerra contra el terrorismo haya sido invadida una pequeña nación árabe, con inmensos recursos petroleros, pues es bien conocido que su papel fue prácticamente inexistente en los ataques del 9/11.
Somos testigos de la violación y la pérdida de derechos civiles considerados sagrados en el llamado, "país de la libertad".
Seis años después, Osama Ben Laden, no ha podido ser atrapado por las fuerzas estadounidenses; George W. Bush representa la insensibilidad del mundo promovida por su ambición económica y de poder.
El tiempo dirá si los muros en la frontera con México o las deportaciones de miles de trabajadores indocumentados, contribuyeron a la lucha contra el terrorismo. (!)
Reseña de los hechos
Los atentados del 11 de septiembre de 2001 (comúnmente denominados como la 9/11 en el mundo anglosajón y el 11-S en España y Latinoamérica), fueron una serie de atentados suicidas que implicaron el secuestro de cuatro aviones de pasajeros atribuidos a 19 miembros de la red terrorista Al-Qaeda
Se dividieron en cuatro grupos de secuestradores, cada uno de ellos con un jefe que se encargó de pilotar el avión, una vez ya reducida la tripulación de la cabina.
Los dos primeros aviones fueron: el Vuelo 11 de American Airlines y el Vuelo 175 de United Airlines que fueron estrellados contra las Torres Gemelas del World Trade Center, un avión contra cada torre, haciendo que ambas se derrumbaran en las dos horas siguientes.
El tercer avión secuestrado fue el Vuelo 77 de American Airlines que impactó contra el Pentágono en Washington DC. El cuarto avión, el Vuelo 93 de United Airlines, no alcanzó ningún objetivo ya que los pasajeros y tripulantes intentaron recuperar el control y, debido a eso, se estrelló en un campo abierto, en Shanksville, Pensilvania y murieron sus 44 tripulantes.
Aparte de los 19 secuestradores hubo unas 2.973 personas fallecidas confirmadas y unas 24 continúan desaparecidas como consecuencia de los dichos atentados.
Este atentado se caracterizó por el empleo de aviones como armamento, creando una situación de temor mayor en todo el mundo occidental.
Algunos pasajeros y miembros de la tripulación de los aviones secuestrados pudieron llamar con sus teléfonos móviles, informando de que había varios secuestradores en cada avión.
Según revelaron los testimonios desde los propios aviones, los secuestradores habían tomado el control de éstos usando simples navajas con las que mataron a azafatas de vuelo y al menos a un piloto o pasajero. Según las investigaciones de la Comisión del 11-S, se tiene constancia también de que fue usado algún tipo de espray para retener a los pasajeros en la cabina de primera clase. Asimismo se amenazó con la presencia de una bomba.
En el cuarto avión, la caja negra reveló que los pasajeros, después de enterarse de que el resto de aviones habían sido estrellados deliberadamente, trataron de retomar el control de los aparatos, a lo que los secuestradores reaccionaron moviendo el avión en un fallido intento para someter a los pasajeros. Posteriormente el líder de Al Qaeda capturado Khalid Shaikh Mohammed dijo que el vuelo 93 tenía como objetivo el Congreso de los Estados Unidos.
Víctimas
Las muertes se contaron por miles, pereciendo exactamente 2.973 personas (ninguno de los pasajeros de los aviones secuestrados sobrevivió), incluyendo 246 muertos en los cuatro aparatos estrellados, 2.602 en Nueva York muertos tanto dentro de las torres gemelas como a sus pies, y 125 muertos dentro del edificio del Péntagono.
Entre las víctimas se contaban 343 bomberos, 23 policías del departamento de policía de Nueva York y 37 policías de la autoridad portuaria de Nueva York y Nueva Jersey. A fecha de hoy, aún permanecen 24 personas más entre la lista de desaparecidos.
Según las cifras presentadas por el Departamento de Salud en enero de 2002, 166 latinos y 81 latinas estuvieron entre los muertos del atentado terrorista de Al-Qaeda contra las Torres Gemelas, representando un 9% del total. De estos, 25 eran nacionales de la República Dominicana, 18 de Colombia, 13 de Ecuador, 6 de Cuba y 1 de Chile. En otros sitios, se habla de 15 muertos de México, así como otros de El Salvador, Honduras, Jamaica, Perú, Venezuela, Argentina, Paraguay y Guyana.
Los atentados supusieron el ataque terrorista de mayor importancia contra los Estados Unidos de América, superando al atentado de Oklahoma City cometido por los terroristas de ultraderecha Timothy McVeigh y Terry Nichols que causó 168 muertos y los ataques llevados a cabo por células de Al-Qaeda en 1998 contra embajadas sitas en EEUU.
Aparte de las dos torres gemelas de 110 plantas cada una, cinco edificios del World Trade Center resultaron destruidos o seriamente dañados.
Una semana después del 11-S comenzaron una serie de atentados terroristas utilizando ántrax, una bacteria mortal. Durante el curso de varias semanas, los terroristas utilizaron el correo para exponer el ántrax a periodistas, políticos y empleados civiles en Nueva York, Nueva Jersey, Washington DC y Florida. Un total de 22 personas fueron contaminadas con ántrax, de las cuales cinco murieron.
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