Una de mis más preciadas adquisiciones en la Feria Internacional del Libro fue la última novela de Mario Vargas Llosa, El sueño del celta. He escuchado comentarios cargados de elogios, sobre todo, de la maestra Esther Velarde, quien resalta la maestría del autor en dicha novela. Sin embargo, su lectura es una necesidad y una oportunidad imperdible de conocer un contexto de un terrible sufrimiento humano, lo cual nos permitirá reflexionar sobre la oscura realidad sobre la que se sigue desarrollando nuestra sociedad.
Quedan todos invitados a leerla, pues estoy seguro de que esta obra enriquecerá nuestras vidas.
Recuerdo que me conseguí El Sueño del Celta en la primera semana luego de que saliera. Afortunadamente la librería más cercana a mi casa lo tenía, pues temía que por ser en español no lo trajeran, o peor, trajeran la versión en inglés.
ResponderBorrarUno en verdad le agarra cariño a Casement a través de sus aventuras e ideales, me hizo recordar un poco a la forma en que se contaba la historia de David Livingstone en una revista cristiana para niños que solía coleccionar.
Una de las cosas que más me llamó la atención es la representación, bastante positiva que hace Vargas Llosa de un antiimperialista. Y es que hay muchos que lo acusan de ser un peon del imperio, de ultraderecha y demás cosas. Bien por Vargas Llosa al demostrar que es mucho más de lo que la gente cree de él.
Por último, si bien me gustó bastante, tengo que admitir que hay otras obras de Vargas Llosa que me gustaron más, como lo son Pantaleon y las Visitadoras, o la Guerra del Fin del Mundo. Aun así, el Sueño del Celta es imperdible.