Quizá el brillante día de ayer -por un sol espléndido- en contraste con el oscuro, lloviznante y frío de hoy debió ser tomado como un presagio del inesperado temblor sucedido a las 19:51 horas.
Estaba en casa y lo percibí con mucho ruido-cual motor automovilístico- pero mi motor cerebral no lo dudó y la primera información a mi consciente fue el saber que era un temblor. Felizmente solo alcanzó los 4 grados de intensidad; su epicentro se ubicó a 26 kilómetros de la costa, al sudeste de la capital peruana.
Imposible no recordar lo vivido el 15 de agosto de 2007 -aunque en Chincha no se percibió el de hoy-porque para variar las líneas telefónicas sucumbieron nuevamente. No pude establecer comunicación ni a teléfonos fijos ni a celulares.
Esto me permite concluir que aún después de lo ocurrido, el Perú no está tecnológicamente preparado para superar las contingencias de la naturaleza.
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