domingo, 25 de mayo de 2008

Caos y temor en Colombia tras un sismo que ha causado miles de damnificados

Una familia entera -padre, madre y un bebé de 18 meses- quedó sepultada en la boca de uno de los túneles construidos para acortar el camino en la vía que conduce a Villavicencio, en los llanos orientales, desde la capital colombiana, Bogotá. Fueron tres de las al menos 15 personas muertas por los derrumbes que generó un temblor de magnitud 5,5 en la escala de Richter el pasado sábado en el centro y el este del país. Su epicentro se localizó cerca del municipio de El Calvario, en el departamento de Meta. El general Jairo Duván Pineda, jefe de la Defensa Civil, manifestó tras una visita al lugar su temor de que los muertos pasen de 30. Todos los caseríos a lo largo del camino resultaron afectados, mientras varios coches permanecían ayer aplastados sobre esta vía, que se descuelga por la cara oriental de la cordillera.

Los habitantes de Puente Quetame y Quetame, a unos 40 kilómetros de la capital, aún se resisten a permanecer en sus casas: temen que la tierra vuelva a temblar con tanta violencia como lo hizo el sábado: vieron cómo se desplomaban 70 casas y una de las iglesias quedó tan destrozada que debe ser demolida. Por eso, prefieren dormir en el parque. Hasta ayer por la tarde, ya se habían producido más de cien réplicas del sismo.

Por ahora, los damnificados pasan de 1.000 y los heridos, de 30. Éstos últimos tuvieron que ser evacuados en helicópteros, ya que la carretera de Villavicencio, encajonada entre paredes de roca cortadas verticalmente en varios tramos, quedó interrumpida; los fuertes aguaceros hicieron aún más difícil esta labor de rescate y primeros auxilios. Esta carretera, de 86 kilómetros, permanecía parcialmente cerrada ayer.

El temblor fue tan fuerte que en Bogotá llegó a generar pánico; hubo tres heridos, fisuras en varias edificaciones y caos en las telecomunicaciones.

Colombia vive bajo la amenaza de movimientos telúricos originados en los deslizamientos de tres placas tectónicas: la placa sudamericana, la de Nazca y la del Caribe. "Las fallas geológicas de Latinoamérica se mantienen en movimiento, haciendo posible en cualquier momento un temblor", según Martha Calvache, subdirectora de Amenaza Geológica de Ingeominas. Fuente El País

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